martes, 13 de septiembre de 2011

Tú decides...


Con este texto pretendo que todos participéis como hice anteriormente pero de forma distinta, esta vez yo iniciaré una historia y plantearé un problema. después daré algunas soluciones y vosotros tendréis que elegir una de ellas. dependiendo de la que gane por mayoría, yo continuaré acorde con la respuesta. la historia continuará cuando hayan suficientes respuestas o al pasar una semana, así espero que cada semana tengáis algo nuevo que hacer, miradlo como una distracción algo para pasar el rato cuando no sepáis que hacer, agradezco mucho vuestras aportaciones y comentarios espero que os guste.

No se cuando ni donde estaba, ni como ni porque llegué allí, al despertar y abrir mis ojos, una cegadora ráfaga de luz procedente del sol, que me observaba desde lo mas alto del cielo, me nubló la vista. Froté mis ojos hasta que conseguí ver lo que parecían los escombros de una gran ciudad destrozada por el paso del tiempo. Las calles estaban tapizadas de un grueso manto de arena y los hierbajos crecían enredándose por los edificios, pero lo que de verdad me deprimió fue la soledad y el silencio que la cubría. Me levanté y mire a mi alrededor pero no vi a nadie. Me puse en marcha con la esperanza de encontrar a alguien o algo que me sirviera de ayuda para recordar quien era y donde estaba.

Aunque no recordaba ni quien era ni nada de lo ocurrido antes de despertarme, mi cabeza se movía únicamente por la increíble sed que asfixiaba mi garganta, así que me puse a buscar algo de bebida potable por los alrededores. Derepente mientras reptaba por el suelo muerto de sed y sofoco, vi lo que parecía una cantimplora arrojada en medio de la arena y los matojos de una de las calles. Me puse en marcha consumiendo las pocas fuerzas que me quedaban e incluso intenté levantarme repetidas veces para empezar a correr pero caí una y otra vez. A poco más de dos metros de la cantimplora vi que un pequeño charco de agua la rodeaba y rezando por que aún quedara algo de líquido fui arrastrándome con mis codos hasta ella, durante unos segundos pensé que no lograría alcanzarla y mi cuerpo reposó en un silencio roto sólo por mi rápida y fuerte respiración, cuando emprendí de nuevo la marcha mi mano rozó una especie de cuerda vieja camuflada imperceptiblemente entre la maleza y la arena, la empecé a levantar lenta y cuidadosamente hasta que vi lo que parecía una especie de red. Miré a mi alrededor antes de abalanzarme sobre la cantimplora, preguntándome que hacia allí esa red.

A) Me abalanzo hacia la cantimplora y bebo, tengo demasiada sed podría desmayarme si no me hidrato rápido.

B) Permanezco allí y escaneo los alrededores antes de beber.

C) Dejo la cantimplora en su lugar y me alejo del lugar por donde he venido.

D) Otra respuesta.